Uno de los últimos hojalateros itinerantes de Irlanda añora un estilo de vida perdido
Junto a una estufa de leña encendida, James Collins trabaja la hojalata hasta altas horas de la noche, con el constante repicar de su martillo marcando el paso del tiempo como las agujas del reloj.
Collins, de 73 años, es uno de los últimos hojalateros itinerantes de Irlanda, un oficio artesanal que pasaba de generación en generación pero que ahora está al borde de la desaparición.
"Mi padre lo hizo y su padre antes que él", dice con nostalgia Collins a la AFP en su taller en Dublín. "Había cientos de hojalateros. Casi cada 'traveller' era hojalatero. Ahora solo quedan dos", afirma.
Collins creció en la cultura nómada practicada por la minoría étnica irlandesa de los travellers, de la que también queda poco más que el recuerdo.
Creció en una tienda al lado de una carretera en la Irlanda rural en 1949.
En un tiempo de profunda escasez incluso para las comunidades sedentarias de Irlanda, Collins vivió en la carretera junto a su familia hasta pasada la veintena.
Aprendió el oficio de hojalatero de su padre cuando tenía 14 años, moldeando cubos, tazas, ollas y cacerolas a cambio de comida.
La familia también se ofrecía como jornalera, trabajando en las mismas ubicaciones cada estación.
"Era una buena vida, pero era una vida dura", recuerda Collins. "Odiabas el tiempo de invierno con el frío, la escarcha y la nieve", agrega.
"Pero no le hacías mucho caso porque habías crecido con ello", añade.
- Raíces -
Collins echó raíces en los 1970 gracias a un proyecto de vivienda para su grupo étnico que le permitió instalarse en Avila Park, en el noroeste de Dublín, donde formó su familia.
La mayoría de 'travellers' de la República de Irlanda viven ahora en forma sedentaria, según una investigación de la Unión Europea.
Aquellos que viajan suelen hacerlo solo en verano.
Cuando se mudó, las pocas casas de la zona estaban rodeadas por campos por todos lados, recuerda Collins.
Ahora, el complejo se ha convertido en un agujero de cuatro calles sin salida cercada por muros y vallas coronados por pinchos y alambres.
El traslado permitió a los hijos de Collins aprender a leer y escribir y a disponer de una educación formal que él nunca tuvo.
Pero al mismo tiempo, en esos 1970, los productos de hojalata que creaba Collins fueron reemplazados por otros de plástico y lo poco que podía ganar con su oficio desapareció.
"Tengo cinco hijos y ninguno está interesado en la hojalata porque no se puede hacer dinero con ello", admite.
Solo en su taller con las herramientas antiguas de su padre, el artesano asegura que la tradición es ahora poco más que una afición y recuerda el pasado como un tiempo más feliz.
"No hay un día que no pase por mi cabeza. Porque conocías a mucha gente sedentaria y la gente sedentaria te conocía", explica. "Solíamos acampar frente a sus puertas y no había ningún problema ni molestia", dice.
- Prejuicio -
Pero la discriminación contra estos grupos nómadas y las fricciones con las comunidades sedentarias tienen siglos de historia en Irlanda, según Martin Collins, sobrino del hojalatero y director del Centro de Travellers y Romaníes de Pavee Point.
"Está muy bien documentado que los travellers continúan siendo uno (...) de los grupos más perseguidos en la sociedad irlandesa", explica.
Según los datos del censo, había 30.987 travellers en Irlanda en 2016, que representaban un 0,7% de la población general.
A pesar del reconocimiento como minoría étnica distinta en 2017, los travellers siguen enfrentando obstáculos en casi cada aspecto de su vida.
"Experimentan discriminación y racismo (...) en el sistema educativo, en acceder al empleo y vivienda, atención sanitaria", dice Martin Collins.
Una investigación de la UE en 2019 indicó que los travellers irlandeses son de las minorías más desfavorecidas y discriminadas del bloque.
Martin Collins asegura que la retórica del Estado evoca el pluralismo, pero se mantiene entre líneas describe a los travellers como "retrasados, incivilizados".
- Salud mental -
Los desafíos de la comunidad se hicieron patentes en años recientes con una crisis de salud mental.
Un informe del Parlamento de 2021 indicó que un 11% de las muertes de travellers se debían al suicidio, entre seis y siete veces más que la media general.
"Vemos, desgraciadamente, muchas familias que tienen múltiples suicidios en su seno", dice Geraldine McDonnell, una trabajadora de salud mental en Pavee Point.
Este centro ha lanzado un servicio en línea para ofrecer cuidados de salud mental a la comunidad, especialmente a los niños.
Pero para Martin Collins, la raíz de esta crisis es la discriminación.
"Necesitamos crear condiciones en las que los travellers puedan sentirse orgullosos y confiados en su identidad".
C.Conti--PV