Trabajadoras del sexo berlinesas reivindican su historia con una aplicación de audio
Trabajadoras del sexo en Berlín salen de las sombras para contar la historia de su oficio, con la esperanza de que una nueva aplicación ayude a combatir los estigmas, el abuso y los problemas de la gentrificación.
La aplicación incluye el audio "Siempre hemos estado en todas partes" sobre la historia del famoso distrito rojo instalado desde los años 1880 en la zona de Schoeneberg.
Lanzado por trabajadoras locales del sexo con apoyo del Museo Schwules de historia de la comunidad LGTB y el gobierno de la ciudad, el proyecto argumenta que la prostitución es una profesión que es parte de la historia, aunque es tabú, y constituye una parte integral de la ciudad.
"Hemos estado aquí por generaciones y pertenecemos aquí, merecemos trabajar con seguridad", comentó una de las impulsoras conocida como Emma Pankhurst en homenaje a la sufragista británica Emmeline Pankhurst.
La mujer de 35 años emigró hace tres años de Estados Unidos a Alemania.
Aunque las leyes alemanas de prostitución, relativamente liberales, son una mejora frente a la penalización en su país, considera que Berlín no es el refugio sexual seguro que pensaba.
Schoeneberg es "uno de los paraísos gay del mundo. Eso se debe en parte a que la comunidad de trabajadores sexuales llegaron primero, los gays siguieron sus pasos", explicó.
Sin embargo, Pankhurst aseguró que la gentrificación dificulta su vida y la de sus colegas.
"Los precios inmobiliarios se han disparado y eso significa que hay mucho dinero aquí. La gente no quiere ver trabajadores sexuales en la calle", indicó.
Comentó que la prohibición de la prostitución por nueve meses durante la pandemia golpeó al sector y ha servido de excusa para el hostigamiento y la violencia.
- Barrio de Bowie -
Vestida con enagua y portando una sombrilla roja, Pankhurst dirigió una visita para presentar la audioguía vestida como una prostituta de fines del siglo XIX.
"Como los jefes de fábricas sabían que la prostitución era una opción para las mujeres, la usaban como justificación para pagarles menos que a los hombres", señaló.
El recorrido abarca de la permisiva era de la República de Weimar, pasando por la brutal hipocresía del período nazi.
Tras la Segunda Guerra Mundial, surgió en Berlín Occidental un movimiento de derechos gay junto a un sector de trabajadores sexuales relativamente abierto, aunque ilegal.
Schoeneberg se convirtió en una mezcla de prostitutas alemanas de clase media, migrantes turcos y una vibrante escena LGTB donde recién llegados, como David Bowie, se sentían bienvenidos.
La epidemia del sida entre los años 1980 y 1990 azotó a la comunidad, y la caída del Muro de Berlín trajo una oleada de trabajadores sexuales de Europa Oriental, con lo que cayeron los precios de sus servicios.
- Al margen de la historia -
Pankhurst estudió ballet y llegó a Alemania con una visa artística. La dificultad de ganarse la vida como bailarina la llevó al trabajo sexual y actualmente labora en un burdel.
Consultada sobre las familias locales que se quejan de la prostitución, Pankhurst pidió entendimiento mutuo.
"Muchas trabajadoras sexuales también tienen niños, para muchas de nosotras es la razón para hacer trabajo sexual porque la necesidad de ganar una suma relativamente alta de dinero en un período corto de tiempo nos permite volver a nuestros niños", explicó.
La prostitución es legal en Alemania, pero desde 2017 los trabajadores sexuales deben registrarse, someterse a evaluaciones regulares de salud y usar preservativos.
A finales de 2021 había unas 23.700 personas registradas, una pequeña parte de los 400.000 que se calcula trabajan en Alemania.
Muchos activistas prefieren la despenalización a la plena legalización porque consideran que el requerimiento de registro llevó a muchos a actuar a escondidas.
Eso fomenta flagelos como el tráfico humano, que según la policía alemana creció 10% en 2021.
Pankhurst misma fue multada por no registrarse cuando reportó un incidente con un cliente que la presionó a realizar ciertos actos sexuales.
Considera que la despenalización ayuda a eliminar "las consecuencias negativas de denunciar a la policía a alguien del tráfico o cuando sospecha que un cliente es traficante".
Birgit Bosold, del Museo Schwules, dijo que esa institución apoya la visita guiada, disponible en la aplicación berlinHistory app, por su "solidaridad" de larga data entre los trabajadores sexuales y la comunidad sexualmente diversa.
Participantes del recorrido dijeron que encontraron varias sorpresas.
A Eugen Januschke, de 55 años, le "fascinó particularmente la historia del trabajo sexual bajo el Tercer Reich", como las historias de prostitutas que ocultaron judíos de los nazis.
Abigail Goldner-Morris de 22, una visitante de Washington DC, se mostró convencida con la opinión de Pankhurst sobre la despenalización.
"La gente, cuando tiene todas las opciones, va a tomar la mejor decisión que más le conviene", indicó.
N.Tartaglione--PV