Pallade Veneta - Veteranos del ejército sanan sus heridas y las de un arrecife de coral en Florida

Veteranos del ejército sanan sus heridas y las de un arrecife de coral en Florida


Veteranos del ejército sanan sus heridas y las de un arrecife de coral en Florida
Veteranos del ejército sanan sus heridas y las de un arrecife de coral en Florida / Foto: CHANDAN KHANNA - AFP

Billy Costello camina por la cubierta del barco. Está listo. Lleva puestos el chaleco de buceo, el tanque de aire, la máscara y el regulador. También las aletas, en el pie izquierdo y en la prótesis que sustituye la pierna derecha. Toma impulso y se lanza al mar.

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Costello forma parte de un grupo de veteranos del ejército estadounidense heridos en combate. En esta mañana de julio, 31 de ellos se han unido a seis buzos del instituto marino Mote en Cayo Hueso, en el sur de Florida, para plantar corales en el arrecife de Higgs Head.

Desde 2011 el laboratorio floridano y la oenegé Combat Wounded Veteran Challenge (CWVC, Desafío para el Veterano Herido en Combate) se reúnen una semana al año con el fin de restaurar estos ecosistemas claves para la vida marina.

El objetivo es doble: luchar por la supervivencia de los corales, amenazados por enfermedades y el alza de la temperatura de los mares, y ayudar a los veteranos a sanar heridas del pasado.

Costello, de 41 años, nada hasta el lugar elegido por los científicos de Mote, a unos 800 metros de la costa. Está en su elemento. Durante años fue buzo en el tercer grupo de las fuerzas especiales del ejército estadounidense.

Un día de 2011, una bomba explotó a su paso por una carretera de Afganistán y se llevó su pierna derecha. Meses después conoció a CWVC.

El grupo anima a investigadores a acompañar y observar a veteranos heridos mientras éstos realizan actividades exigentes.

Su idea es proporcionar una información valiosa para mejorar el tratamiento de soldados amputados o que sufren un trastorno por estrés postraumático o un traumatismo craneoencefálico.

"Con ellos he escalado montañas, he buceado hasta las profundidades del océano", dice Costello. "Han sido fundamentales para mi recuperación. Me han ayudado a aprender lo que iba a poder hacer tras perder mi pierna".

El director ejecutivo del instituto Mote, Michael Crosby, está orgulloso de esta iniciativa. "Cada año me aseguro de estar aquí con estos hombres y mujeres que tanto se han sacrificado por el país", dice.

- Un proceso puntero –

La misión de los veteranos es importante para la supervivencia de los arrecifes coralinos de Florida, explica Crosby.

Según su laboratorio, hace 40 años casi el 30% de la superficie de esos arrecifes estaba cubierta de corales vivos, frente a solamente entre un 1 y un 5% ahora.

Un empleado de Mote da unas últimas instrucciones al grupo. Luego se sumerge y, con un mapa en la mano, guía a los demás hasta el arrecife, a cuatro metros de profundidad.

Empieza el proceso. Los científicos han dejado en el fondo del mar unas cajas con decenas de fragmentos de corales.

Los buzos limpian algunas zonas del arrecife con un cepillo de alambre y las cubren con resina epoxi. Después toman con cuidado los trozos de corales y los pegan sobre la roca.

En poco más de una hora, los veteranos y el personal del instituto plantan 1.040 corales pétreos de seis especies distintas.

Los ejemplares han sido cultivados en un laboratorio y elegidos porque demostraron tener una mayor resistencia ante peligros como el aumento de la temperatura del agua, la acidificación de los océanos y las enfermedades, explica Crosby.

El método consiste en plantar microfragmentos de corales con el mismo genotipo en espacios reducidos. Al crecer, sus tejidos se fusionarán y se convertirán en una colonia capaz de crecer 40 veces más rápido que un coral normal.

"En dos o tres años, habremos creado [el equivalente de] un coral de 50 años que podrá reproducirse por sí mismo", asegura Crosby, que confía en que esos ejemplares sobrevivan mucho tiempo.

De vuelta en el puerto, Costello agradece haber participado en esta experiencia. "Es una bendición poder ayudar a estas personas a restaurar los arrecifes", celebra.

Y aunque su prótesis, que compara con un ancla, entorpece sus movimientos en el agua, ha disfrutado como un niño.

"Esto es fantástico para el corazón y el alma. Sobre todo cuando estás rodeado de un grupo de veteranos que han vivido situaciones muy parecidas a las tuyas y se han recuperado de una forma tan positiva", dice. "Es algo contagioso. Nos unimos para hacer estas cosas y demostrar que puede que estemos heridos, pero no vencidos".

I.Saccomanno--PV